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Posicionamiento ante Rawls y sus ideas de igualdad


La idea central de Rawls: la configuración de una teoría de la justicia entendida como imparcialidad, es su aporte más fuerte, al buscar una concepción estrictamente política. Ahí están sus fuerzas y ahí mismo están sus límites.

Rawls trata de superar la propuesta moral kantiana, al considerarla una teoría comprensiva que se sostiene en una perspectiva de la verdad y de la objetividad. Lo mismo ocurre con otras teorías religiosas, sociales o filosóficas, que sostienen su fundamento en una objetividad aludiendo a una postura metafísica. Para Rawls lo razonable de las doctrinas políticas y morales expresa apenas la existencia de un pluralismo moral, pero no soluciona el problema de la convivencia en un ambiente pluralista y por tanto diverso. Por ello, y dado que la fortaleza de las moralidades ,derivan de una noción excluyente de la verdad, no se puede reconocer o ubicar a alguna como elemento de fundamentación de la justicia.

Para ello, Rawls señala la posibilidad de coincidir en lo que él llama consenso traslapado. El consenso traslapado es la construcción del acuerdo de manera pragmática, no centrada en la verdad de las propuestas morales o de justicia, sino en el  elemento razonable compartido por distintas teorías independientemente de ser consideradas por sus portadores, como verdaderas.

El consenso traslapado procede de una intención de la razón práctica, y no de la razón teórica que se decanta por una fundamentación comprensiva. Rawls se aleja de la noción de verdad como correspondencia o adecuación, y se posiciona en la idea de la verdad como acuerdo justificado por la razón práctica.

Rawls no parte del paradigma sujeto-objeto sino de la razonabilidad de las doctrinas comprensivas que coinciden en alguna parte. Se trata entonces de un esquema formal, que abre a las posibilidades de construir consensos mediante un procedimiento que derive en acuerdos políticos. De esta forma para Rawls lo objetivo, es sólo lo que se construye públicamente.

Sin embargo, se ha de tener en cuenta que aunque el esquema formal es importante, existe un cierto vacío en el elemento aglutinador y constructor del acuerdo, en una sociedad pluralista. Una reflexión ética que reconozca la antropología como eje articulador, podría llevarnos a pensar en aquello demasiado humano que los humanos comparten: la misma condición humana que superaría la formalidad de la propuesta de Rawls, de modo que se pueda preguntar ¿hay algunos elementos razonables en la condición humana que puedan favorecer la convivencia en sociedades pluralistas? En tal caso ¿cuáles?

Por otra parte, no se puede negar que en Rawls hay un cierto grado de pragmatismo respecto a su noción de liberalismo social.

La búsqueda de condiciones de igualdad es un supuesto formal para pensar el asunto de la justicia, pero es imposible de vivir, dado que el sujeto no se puede desprender de los elementos sociohistóricos que le dan forma como sujeto moral. Por otra parte, las nociones requieren de un contenido que en su construcción parte de un contexto. La suposición del velo de ignorancia es hipotética y disfuncional porque de ser posible estaríamos impedidos para pensar.

Se trata de debilidades conceptuales que no parecen ser útiles para llevarlas a la práctica, incluso su utilización formal no se puede realizar porque se requiere siempre de la historicidad como referente para pensar. De esta forma, incluso para colocarnos en una situación hipotética se requiere de un contexto que Rawls en su esfuerzo de establecer una propuesta formal –con pretensiones de universalidad- no incorpora.

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