Tomado de Akifrases |
Maquiavelo expone en El Príncipe la teoría de un Estado que no se
subordina a ninguna instancia superior: ni religiosa ni moral (Marías, Historia de la Filosofía, 2001, p. 1984) . El texto
aborda para ello, una teoría del manejo del poder.
Esta teoría se caracteriza por reconocer que el ejercicio del poder debe tomar en cuenta el contexto. En el caso
del texto El Príncipe, este analiza el ejercicio del poder en el Renacimiento, partiendo de
la idea de que la moral y la forma de gobernar vigentes no responden a las
necesidades de la época.
Por tanto, si el poder no viene de Dios, la política es el arte de
alcanzar el poder, para ello, las normas vigentes pueden ser un obstáculo, por
lo que el que desea alcanzar el poder no puede someterse a las normas de la
misma forma que el resto de las personas.
Este planteamiento hace que se perciba a Maquiavelo –por la tradición
religiosa- como inmoral y acomodaticio. Sin embargo, el aporte de Maquiavelo en este asunto se encuentra en la clara
distinción de las esferas, alcance y fundamentación del poder, respecto a otras cosmovisiones. Esto no
implica la negación de la moral, sino el surgimiento de una nueva moral, la del
poder, que se caracteriza por reconocer el sentido pragmático y utilitarista
del poder, lo que se considera un valor que deriva en la virtud, entendida como
una fuerza que adquiere mayor precisión cuando se ejerce con astucia.
Si bien Maquiavelo no establece una reflexión bajo el concepto de
liderazgo, es clara la relación que plantea entre el Príncipe, su fuerza vital
(virtudes), el conocimiento del contexto y de las personas, la claridad de
objetivos y la independencia del Estado. Estos son los indicadores de liderazgo
que se pueden reconocer en las recomendaciones que hace Maquiavelo a Lorenzo de
Médicis.
Para establecer la fundamentación de su teoría sobre el poder,
Maquiavelo se distancia de las posiciones absolutas y de las verdades
metahistóricas. No interesa la razón histórica por si misma, sino el
conocimiento de los acontecimientos que se concatenan, sin finalidad en sí
mismos, sino a partir de la voluntad del Príncipe.
En el fondo, la propuesta maquiavélica tiene un enorme grado de
pragmatismo, lo que asociado al alejamiento de las verdades absolutas y a la
referencia al poder por sí mismo, han llevado a muchos a considerar a
Maquiavelo como una especie de engendro del mal. Nada más falso, lo que ocurre
es que su argumentación tremendamente descarnada permite descubrirnos en la
desnudez de nuestra búsqueda de poder sin matices moralistas. Maquiavelo pone
al descubierto lo que otros ocultan.
Comentarios
Publicar un comentario