El
defecto en la historia de la didáctica
es
buscar un método único que
resuelva
el problema de la
enseñanza
de todo a todos.
Ángel Díaz Barriga
I.
Enmedio de la
confusión.
Si
tuviera que expresarse de alguna manera la inquietud que existe en torno a las
situaciones de aprendizaje lo haría parafraseando aquella idea de Marx "un fantasma
recorre el mundo universitario: el fantasma de las situaciones de
aprendizaje". Esto es importante porque los profesores nos encontramos no
sólo ante un nuevo lenguaje sino ante un nuevo estilo de hacer las cosas.
Las
reacciones son diversas y cubren una gama muy amplia, desde aquellos que
identifican que en su práctica educativa ya existían estos esfuerzos
didácticos, hasta la de aquellos que perciben que se está ante un lenguaje que
más que aclarar nos sitúa en un terreno pantanoso.
Esto
parece ser así porque coordinar una clase desde una situación de aprendizaje
genera una movilidad en el modo de hacer, pero sobre todo en la forma de
concebir la educación. Planear
en términos de situaciones de aprendizaje pone en conflicto varias cosas: el rol del
maestro, el papel del grupo y del alumno, y la modificación de la didáctica.
El
rol del maestro se trastoca porque cambia de lugar epistémico, pasa de
docente a facilitador de los procesos de
aprendizaje; lo que implica un nuevo tipo de coordinación más abierta y
centrada en el grupo. Es entonces cuando aparece la tensión porque un elemento
clave en los procesos educativos ha sido durante años, el control que se ejerce
sobre lo que se enseña, creando la impresión de que también se controla lo que
se aprende.
Por
otra parte, el papel del alumno y el grupo se modifican. El alumno como sujeto
pasa a formar parte de un fenómeno colectivo al que se denomina
"grupo". Gracias al grupo ocurre entonces una serie de interacciones
que dan forma a una cultura del aula que se convierte en el marco contextual
más cercano para el aprendizaje.
Finalmente,
ocurre una modificación de la didáctica que implica la utilización de distintas
técnicas grupales. Sobre el uso de estas técnicas conviene una observación: en
torno a ellas existen puntos benéficos y otros no tanto. Expliquemos. El riesgo
de identificar las situaciones de aprendizaje con las técnicas es que pueden
convertirse en un obstáculo para la elaboración conceptual de lo grupal. Cuando esto ocurre se atiende el aspecto técnico concediendo
mayor importancia a los medios y no a los fundamentos de la misma técnica
didáctica y a lo que puede propiciar.
Por
otra parte se ha de reconocer que una situación de aprendizaje que incorpora
una variedad de técnicas genera un ambiente más agradable en el grupo, por lo
que aparecen como un factor para evitar las dificultades grupales, tales como
apatía, aburrimiento, etc. además de que facilitan la integración, la
interacción y la intercomunicación. Sin embargo, se ha de reconocer que por más
aspectos positivos que tenga el uso de las técnicas didácticas estas no se
identifican con la situación de aprendizaje.
II.
¿Qué
es entonces una situación de aprendizaje?
Determinar
el contenido de la palabra situación de
aprendizaje remite a distintos ámbitos.
Salta a la vista, en primer término, la connotación pedagógica, pero más
allá de ella existe un referente que rebasa la cuestión del aula. La
descomposición del término remite a dos contenidos diversos pero cercanos:
situación y aprendizaje.
La
situación es definida por Jaspers como la relación del hombre con el mundo.
Por ello, la situación tiene un significado de temporalidad y especialidad.
Toda situación es una relación. En el decir de Julián Marías?, la situación es
una empresa, una tarea o quehacer. No se trata de un dominio de objetos o de
teorías sino primariamente de descubrirse como sujeto que se relaciona. Por eso
mismo, la situación no puede ser intemporal sino histórica. Así quien habla de
situación de aprendizaje ha de tener claro que no se parte de nada, sino del
supuesto de que existen relaciones entre sujetos que facilitan eso que se
denomina aprendizaje.
En
tanto relación de sujetos las situaciones de aprendizaje necesitan ser
descubiertas por ellos mismos –en este caso el facilitador y los alumnos- para
que intencionalmente se convierta en un quehacer. Y aquí es donde surge la
problematicidad de las situaciones de aprendizaje, porque no se trata de
cuestiones objetivadas que propicien siempre los mismos resultados. Dicho de
otro modo, si a la base de las situaciones de aprendizaje se encuentra la
relación de los sujetos se ha de tener claro que en tanto no se capten en su
radical subjetividad, se realizarán muchos esfuerzos intentando que siempre
surtan los mismos efectos, enfatizando la forma y no el fondo.
Una
situación de aprendizaje planteada desde lo que se ha enfatizado, implica
reconocer la diversidad para “desempaquetarla”, pero además requiere trabajar
sobre las creencias y los estereotipos; con lo que el grupo se mueve en el
mundo real.
Por
otra parte, si al trabajar sobre las creencias y estereotipos, el sujeto de la
situación de aprendizaje se enfrenta al drama de fundamentar sus suposiciones,
se habrá logrado el objetivo; porque está ante un problema, que en su sentido
originario implica arrojar delante.
Problema significa ante todo algo saliente, por ejemplo, un promontorio; de un modo más concreto, un obstáculo, algo que me encuentro delante […] pero repárese en que para que algo me sea obstáculo no basta con que esté ahí delante […] para que se convierta en obstáculo, no es suficiente su presencia ante mí: hace falta que yo necesite pasar al otro lado, precisamente a través de él; entonces es efectivo obstáculo, en la forma concreta de lo que los griegos llaman aporía, es decir, falta de poro o agujero por el que salir de una situación (Marías, 1947).
Esta
aporía es lo que los constructivistas llamarán en otro esquema, generar el
conflicto cognitivo desde la zona de desarrollo próximo. Ello impulsará a buscar en el entorno, según
el planteamiento de Vygotsky, las salidas que se convertirán después en los
andamiajes para completar las estructuras que el alumno descubre que le faltan.
Esto implica moverse en la provisionalidad como paradigma.
Pero
para que esto funcione, se requiere de partir del horizonte de los problemas
vitales que problematizan la realización de la vida humana desde la situación
histórica de los sujetos que se encuentran en un grupo; de ahí que no todas las
situaciones de aprendizaje y menos las técnicas grupales sean útiles en la
misma medida para todos.
La
discusión sobre las situaciones de aprendizaje aún no ve su fin, de hecho no se
puede asegurar que lo tenga desde la posición de que no siempre son útiles en
la misma medida para todos. Más aún, la reflexión sobre ellas aún tiene caminos
abiertos. Entre ellos se encuentra la relación de reproducción entre sociedad y universidad, el habitus académico
de los profesores y los problemas concretos a
los que se ven expuestos los estudiantes en este mundo globalizado, tales como
el aprender a trabajar bajo presión, la estandarización de los saberes, la
diversificación de los mismos saberes y su interdependencia, la flexibilidad de
los procesos formativos, entre otros. Sin embargo, esto nos pone, a los
profesores ante aporías que en su sentido más dramático se nos han
arrojado delante y deseamos saltar.
-
Delval, Juan. Aprender en la vida y en la escuela, Ed. Morata, Madrid 2001 2ª. Ed.
- Díaz Barriga, Ángel. Tarea docente. Una perspectiva didáctica grupal y psicosocial, Nueva Imagen-Unam, México 1993 p. 43
- Escotet, Miguel Ángel. Universidad y devenir, Lugar Editorial, Buenos Aires sin año
- Jaspers, Karl. Psicología de las concepciones del mundo
- Marías, Julián. Introducción a la filosofía, Revista de Occidente, Madrid 1947
- Vygotsky, Lev S. Pensamiento y lenguaje, Ediciones Quinto Sol, México 1996
- Xanic, Alejandra. Universidad S.A. (en) Expansión 19 de agosto 2004
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