Existen hoy distintas modalidades de educación que, por diversos motivos toman
distancia de la presencialidad física. La historia de estos procesos tiene más de cien años
cuando se comenzó con la educación a distancia mediante la correspondencia. En la
actualidad, con la expansión del uso de internet y las redes sociales, existe mayor apertura
a la modalidad de educación en línea. Se conoce como tal, a los procesos educativos
mediados por un ambiente de aprendizaje a través de los medios digitales, que facilitan el
desarrollo de acciones sincrónicas, pero dando mayor peso a la gestión asincrónica.
La gestión de cursos en línea se enfrenta a los mitos ya señalados, pero
particularmente al que considera que, para lograr los propósitos de aprendizaje, se debe
emular lo que se realizaría en el salón de clases incluida la presencialidad. Así, muchos
profesores, que tienen como fortaleza la elocuencia, el manejo de las clases magisteriales,
y el desarrollo de acciones realizadas bajo la supervisión docente en el aula, cuando se
enfrentan al reto del diseño de un curso en línea observan que éstas son desplazadas a un
segundo o tercer término o incluso no pueden llevarse a cabo. Al mismo tiempo, se puede
reconocer -como un aspecto favorable- que, en los cursos en línea, el diseño instruccional
está centrado en el alumno a través del uso de distintas herramientas digitales. Con ello, la
educación a distancia se caracteriza por la flexibilidad en el modo de plantear las situaciones
de aprendizaje, y la flexibilización que exige a los docentes; al mismo tiempo, pone de
manifiesto la inmediatez en los procesos de comunicación a través de las herramientas
digitales.
Una de las principales cuestiones que el docente -formado en la didáctica de la
presencialidad- que accede a la educación en línea ha de reconocer es que se trata de una
lógica diferente. Algunas de sus características son las siguientes:
- La virtualidad modifica la idea de presencialidad en el aula sin desplazar el papel del maestro.
- El diseño de los cursos requiere centrarse en el trabajo del alumno, en sus dudas e inquietudes.
- El entorno de aprendizaje se ensancha al rebasar las paredes del aula.
- La búsqueda de información se abre a las bibliotecas digitales con lo que crece de manera significativa la posibilidad de consultas y la interacción con el mundo.
- El acceso a innumerables recursos digitales modifica el diseño de actividades y permite al docente situarse más allá del gis, el pizarrón, el video de largometraje y las presentaciones fijas. Este acceso a los recursos de la Web 2.0 diversifica y pone en manos de estudiante muchos de los elementos de la clase que antes estaban centrados en el profesor; al mismo tiempo facilita la interactividad, la conectividad con personas ubicadas en otros países, el trabajo colaborativo y la creación de recursos propios, entre otros.
Del pizarrón y gis a la educación mediada por herramientas digitales.
Estamos en presencia de una generación de jóvenes, la cual está fuertemente identificada y familiarizada con el uso de las tecnologías, se han formado y han crecido en la era digital. Esta generación se caracteriza por superar a sus profesores/adultos en el dominio de las tecnologías y tienen más fácil acceso a datos, información y conocimientos que circulan en la red y por vivir en una cultura de interacción y su paradigma comunicacional se basa en la interactividad[1]
En el proceso de configurar ambientes de aprendizaje virtuales no hay una forma única de realizarlo. Sin embargo, se requiere tener claros algunos elementos y eventualmente explorar algunas herramientas digitales que resulten útiles al docente que inicia este tipo de diseño. Conviene señalar que es importante incursionar de manera paulatina al uso de una nueva herramienta, y evaluarla desde la perspectiva del tanto cuanto permite alcanzar los propósitos, para mantenerla o dejarla de usar.
El primer elemento necesario -a mi juicio- para la gestión de cursos virtuales, es la concepción del aprendizaje bajo una lógica constructivista, abierto a la diversidad privilegiando los andamiajes provisionales y cambiantes. A partir de lo anterior, otros elementos podrán ser ayudar en esta tarea. A continuación se presentan a modo de listado ofreciendo algunas sugerencias:
- Se trata de diseñar un entorno virtual de aprendizaje, no de sustituir la acción del docente por las TIC. Esto implica seleccionar una plataforma que sea accesible. En la red se encuentran distintas posibilidades : Moodle, Canvas, Classroom, Teams de Microsoft, etc. Hay que recordar que no existe ninguna plataforma que garantice el éxito por sí misma, por lo que cada profesor podrá elegir en función de sus necesidades educativas. La plataforma es sencillamente un gestor de actividades en línea con mayores o menores recursos. Su mérito es ofrecer un entorno para el aprendizaje. Nada más.
- Por supuesto, se debe tener la Guía de aprendizaje de la asignatura, y la estructura básica, ya sea temática, modular o semanal.
- Una vez con ambos elementos, se procede a la elección de la estructura de la plataforma (temas, módulos, semanas), a la selección precisa de los materiales de lectura, y al diseño de la secuencia de actividades sincrónicas y asincrónicas. Este momento es importante porque se rompe con dos aspectos de la lógica presencial: la temporalidad y la presencia permanente del maestro, para dar paso a la organización del tiempo decidido por el alumno, y a acciones centradas en el estudiante.
- En el diseño de actividades debe quedar clara la modalidad -sincrónica o no- y el recurso virtual que se utilizará. La siguiente tabla muestra algunos recursos:
¿Cómo equilibrar los tiempos BCD y TIE3
?
Una de las primeras suposiciones que han de desmontar los profesores que se acercan a la gestión de cursos en línea, es la reproducción del mismo modo de operar que en los cursos presenciales. En la educación superior el sistema de créditos académicos ha homologado el diseño de cursos para facilitar la validez y acreditación de los estudios. El criterio es que 1 crédito equivale 16 hrs de trabajo BCD (Bajo conducción docente) y TIE (Trabajo Independiente del Estudiante) en conjunto. Bajo este parámetro existe en algunos profesores, la suposición de que las horas presenciales en el aula cubren el tiempo BCD. Sin detenerme en plantear los problemas que esta suposición implica, en los cursos virtuales las cosas siguen el mismo criterio del crédito académico, pero hay que pensar el tiempo bajo otra lógica de operación dado que los alumnos no se encuentran en el aula. La clave aquí es la flexibilización en el diseño y la gestión del curso virtual. Algunas consideraciones que pueden facilitar el diseño de las actividades en un curso virtual son las siguientes:
- Calcular el tiempo de lectura. Si bien la velocidad de lectura y comprensión dependen de cada persona, existen en la red distintas aplicaciones que ayudan a calcular el tiempo que se invertirá5 , aunque los expertos señalan que en 20 minutos con una velocidad promedio se pueden leer entre 8 y 9 cuartillas; pero también depende de la familiaridad con el lenguaje usado en el texto. Un criterio que usan algunos profesores es calcular el doble de tiempo que ellos dedican a un texto para que el estudiante realice la lectura.
- Calcular el tiempo de preparación de trabajo, participación en foros, blogs, etc, que implica además el manejo de la herramienta digital. Así por ejemplo, una infografía o mapa mental completo, de un texto de diez cuartillas puede llevar entre 1.5 a 2hrs. Un video de 5 minutos requiere entre dos y tres horas entre la preparación, grabación, edición y envío.
- Una actividad colaborativa, dependiendo la extensión, puede consumir de cuatro a ocho horas. Aunque es importante tener en cuenta el tipo de producto que se realizará, la herramienta digital, las asesorías que recibirán los alumnos, las revisiones parciales, las consultas bibliográficas, la revisión de videos, etc.
- Respecto a los videos que graba o selecciona el profesor conviene tener en cuenta que éstos no deben exceder los 15 minutos, y que si se requieren mayores explicaciones se usen las videoconferencias. Cuando el estudiante trabaja sobre un video disponible en la red, requiere el doble del tiempo.
Al final, se debe señalar que no existe un modo único, homogéneo y estandarizado de
gestionar un curso en línea, y que estas son apenas algunas consideraciones que surgen de
la experiencia de diseñar e impartir cursos en línea.
3 BCD Tiempo bajo conducción docente y TIE Trabajo independiente del estudiante. 4 Crédito: Unidad de medida de reconocimiento académico, equivalente al trabajo académico del estudiante
desarrollado en sesiones bajo conducción docente (BCD) y trabajo independiente del estudiante (TIE).
[1] Silva, Juan. Un modelo pedagógico virtual centrado en las E-actividades ED. Revista de Educación a Distancia. Núm. 53. Artic. 10. 31-03-2017 DOI: http://dx.doi.org/10.6018/red/53/10 http://www.um.es/ead/red/silva.pdf
Comentarios
Publicar un comentario